Aquí viene escrito un silencio
que mañana dejará de ser mío
pero en mi memoria siempre vivirá,
y cada noche vendrá la luna a gritarme
que nada será igual.
Aquí nace la letra de mi andar,
el paso guiará mi profesión
y mi mirada ceñirá la promesa
que en la pena juré entregarte.
Así fue:
Habitó en la esquina de esta
calle reticular
el recuerdo de un beso que viajó por mil lunes,
para encontrar siempre la
sonrisa de la mañana.
Poco pedía y mucho daba,
así era la vida y así pasaban
los días
en una tierna locura
que nos hacía bailar al compás
por las noches.
Los poemas desde primera hora
andaban con el café,
el olor a óleo regaba nuestros pies descalzos,
y más de una vez nos atrevimos
a cantar,
el tiempo estaba de nuestra
parte.
Nos fumábamos las horas entre
risas y confesiones
y la virtud del vino nos aderezaba la pasión
en el
balcón bajo las estrellas.
Fue el cielo hecho carne.
Y que nadie me robe esta ansia de amor
aunque aquí ya mora la esquina muda
de un pasado que borró todo índice,
pero esto es así,
el corazón no olvida.