Le dijo su sombra a él…
¡Levántate!,
hay gente peor que tú, pero
entre tú y yo, eso ya te da igual. Ni si quiera te preocupa que el mundo se
rompa en mil pedazos, porque ya la mirada no te alcanza a ver si hoy ha salido el sol, y esta mañana no llegan
los rayos a tu ventana.
Lo siento, pero la realidad es
está, vives en un bajo sin jardín, entre muros que no dejan lugar para
imaginar. Y hoy es lunes, o puede que sea viernes. Ya no sabes dónde está el
calendario, ese mismo que tantas veces te marcaba tu estado de ánimo.
Has escondido el despertador
por miedo, o puede que sea por vergüenza.
Cada vez te cuesta más llegar
al espejo, decir que no pasa nada, y sonreír a los tuyos, que aún esperan que
todo sea una broma. Pero ya no ves lo que antes sabías, no sabes lo que es
verdad, y empiezas a recorrer cada paso dado para averiguar cuál fue el error, donde
maldita sea ocurrió el principio del desastre, y deseas saber porque aún
quieres entender, aún tienes la ilusión de arreglar, lo que ahora parece
imposible de curar.
Pero al abrir los ojos piensas
que todo es lo mismo, que eres una copia, de otra copia, de otra copia que fue
otra copia ya olvidada en algún lugar de la historia. Esa historia que nunca
has escrito pero a la que perteneces, porque otros ya dijeron que sí por ti.
Y deseas tener la vida de los
demás, así te sentirás seguro, así todos creerán que por fin lo lograste
(aunque nadie sabe lo que hay que hacer). Pero no estás cómodo con ningún
minuto de tu vida, porque siempre hay algo ahí dentro, que no sabes explicar, que
siente que nunca es suficiente.
Le dijo él a su sombra…
Me levantaré todos los días,
caiga el sol por donde caiga. Seré lo que quiera ser, porque mi camino lo elijo
yo, y digan lo que digan, siempre encontraré motivos para creer, porque yo he
aprendido con mis errores, que la vida aún en los peores momentos, nos sigue
sonriendo.